La Tarde Interminable

Tan pronto estuve cerca de ése lugar, una luz me dejó a ciegas, para al abrirlos, encontrarme en las afueras de una mansión. Era un muro grande, cuyo único acceso era una valla metálica negra, encadenada. No había manera de seguir. La única vía que me quedaba era internarme en el bosque. Pero antes de irme de ahí, miré de nuevo hacia la mansión: la ventana superior de la derecha...le prestaba atención. Creí ver a alguien...a una joven. Pero dejé de poner atención, y seguí mi camino hacia los bosques. Algo oscuros, pero sin duda, el cielo violeta, naranja y rojizo del atardecer se podía ver, al igual que pocos rayos del sol. No sabía donde estaba ni a donde iba. Hasta que pude ver algo parecido a la entrada de una cueva. No veía muy claramente, y me importó poco, adentrándome en ésta. Para mi sorpresa, era una abertura en un muro. La abertura en un muro de una ciudad grande, de predominantes colores naranjas y rojizos. Había demasiada gente transitando, vistiendo ropas algo distintas a lo que pensaba. Además de que habían tranvías en ésta zona.

-Je...me recuerda a mi hogar...antes de que fuese...

Unas campanas me alertaron, viendo hacia todos lados, tratando de ubicar de donde venían. En la lejanía, algo alto, se veía una torre del reloj con unas campanas. Podía ver que el reloj marcaba a mediodía.

-¿Las doce? Debe de estar mal...está atardeciendo.

Viendo más claramente, veía que en ése reloj la posición del "XII" era sustituido por el "I". Aquí el tiempo corre diferente, tal vez...A pesar de ésta confusión, me dispuse a investigar éste distrito. Tenía muchas tiendas y unas cuantas casas. Cerca de mí, había un letrero con indicaciones. Un mapa del lugar.
Lo que entendía, era que estaba en el "Distrito comercial" o "Plaza del tranvía". Bueno, típico nombre...muy original. De aquí, podía ir hacia la "Colina de la estación" o a la "Plaza Deportiva".
Después de dar una vuelta en el tranvía, viendo de manera breve el lugar pero ubicando todo, fui hacia otro sector bastante empinado. Con un par de tiendas y una calle de subida, seguro llegaría a donde estaba ésta torre del reloj. Tardé un poco, pero al final, estaba en ésta nueva plaza. Viendo de nuevo otro mapa de la ciudad, y leyendo el letrero en la entrada, entendí que ésta era una estación de trenes. Y que la entrada posterior daba a unos túneles subterráneos que rodean toda la ciudad, y son usado como un medio alterno para las personas.

-Una ciudad bastante grande...

Me quedé mirando un poco hacia el atardecer, y bajé de nuevo para comprar un helado en una de las tiendas, y regresar a ésta plaza a seguir mirando el atardecer...quería verlo desde más alto, y pude lograrlo. Dentro de la estación, por una entrada posterior, logré subir y dar con ésta terraza. Sin duda, un lugar que no olvidaría. Decidí quedarme un rato, sentado y viendo ése atardecer, para luego meditar que hacer...

El naranjo ocaso perpetuo que se observaba por la eternidad en el hermoso Twilight Town parecía algo cambiado hoy, como si con sus brazos abrazaran a un nuevo visitante de la ciudad, parecieran que estaban tristes pero a la vez alegres de poder ver una cara nueva para variar.
Una figura se postraba arriba de la torre de reloj ubicada en la estación de trenes del pueblo principal, una figura que familiarmente estaba comiendo un helado mirando el infinito ocaso... ¿Acaso sabría el que ese atardecer nunca acabaría?

La misteriosa figura llamo la atención de uno de los habitantes del lugar, el cual cada vez mas curioso pero a la vez algo molesto y nervioso se acercaba a la estación de trenes para poder observar con mejor detalle a la figura. El hombre pelinegro de 23 años se postro justo debajo de la estación, arqueando su espalda para poder ver hacia arriba, se quedo mirando fijamente a lo que parecía ser otro hombre mas, que miraba perdidamente el naranja cielo.
Tenia que pensar rápido, ya que si se proponía a subir las escaleras de la torre podría tardar demasiado y el sujeto se podría haber marchado, por lo que procedió mejor tomando una de las pequeñas piedras que estaban a su lado, llevando su brazo completo hacia atrás y doblando el codo, comenzó a concentrarse para arrojar la piedra justo para que pasara a un lado de aquel hombre, no para lastimarlo, si no para llamarle la atención.
Con gran fuerza y rapidez, estiro su brazo abriendo la mano para lanzar en el aire la piedra, que rápida avanzaba ascendiendo por los aires, llegando a golpear la pared que estaba detrás del otro hombre, pero pasandole considerablemente cerca, casi rozando su cara.

¡OYE! ¡Forastero! ¡Baja de ahí! ¡El gran Luseo Fernix quiere hablar contigo! - Grito enérgicamente justo después de ver que la piedra había golpeado la pared, posiblemente había sido algo pretencioso, pero el se veía a si mismo como el protector del lugar, por lo que tenia que eliminar cualquier posible amenaza.

"¿Que hacer? ¿Que sigue?". Era lo que pasaba por mi cabeza, mientras miraba el ocaso. No vine...o mejor dicho, no caí en éste mundo por gusto propio: alguien me trajo. Ya que no tener la libertad de moverme de mundo en mundo me parece algo absurdo. ¡Entonces no puedo viajar entre mundos por mi propia cuenta! ¡Alguien más movía los hilos!...creía yo.
Un leve sonido detrás de mí me alertó. Miré rápidamente por encima de mi hombro, pero no había nada más que una pequeña piedra.

-¡OYE! ¡Forastero! ¡Baja de ahí! ¡El gran Luseo Fernix quiere hablar contigo!

¿Eh? ¿Quién hablaba?
Pues la respuesta estaba a mis pies...literalmente.
Un sujeto de zapatos, pantalón y chaleco negro, camisa roja y cabellera oscura me gritaba con energía. ¿Que quería?
Me dispuse a levantarme y prepararme para bajar por las escaleras, pero algo salió definitivamente mal.
Sentí una punzada de dolor que hizo temblar a mi pierna izquierda, y resbalar. ¡Pero lo definitivamente mal fue que yo estaba aún en la orilla!
Resbalé, apenas logrando agarrarme de la orilla de la cornisa. Esto se veía definitivamente mal. Y lo raro era el dolor en mi pierna. Pero no le prestaba atención. Si algo salía mal, dejaría de pensar en mi pierna, ¡o peor aún: dejaría de pensar siquiera!

Parecía que la piedra y el grito habían dado su resultado, pero puede que mas de lo que Luseo esperaba, ya que de un momento a otro, el sujeto se tambaleo y quedo suspendido por su propia mano sobre lo que seria una caída mortal, causándole una gran impresión a este.

Tiene que ser una broma... - Dijo mientras que miraba fijamente al sujeto que se sujetaba a su propia vida literalmente... Pero no era tiempo de ser sarcásticos. El pelinegro comenzó a correr en dirección a la torre, alzando su mano hacia atrás completamente extendida, en la cual de una luz cegadora se materializo una Keyblade de tonos azules y blancos, con ornamenta de una sola ala, pero no se detuvo a admirarla, si no que con gran fuerza la arrojo a la torre, haciendo que se encajara en la pared firmemente. Posteriormente Luseo dio un gran salto y cayo sobre la keyblade, apoyándose por poco tiempo para dar otro salto y empezar a subir rápidamente la torre. Al momento de que el impulso del segundo salto se termino, la keyblade que estaba enterrada en la pared desapareció, y volvió a aparecer en la mano de su dueño, el cual con gran fuerza la volvió a clavar en la pared para volver a tomar un ultimo impulso, usándola como palanca de columpio, dándose aun mas impulso y velocidad, hasta que por fin estaba justo al lado del otro joven.

Una vez ahí pero todavía con suficiente impulso y fuerza, lo tomo de la parte trasera de su camisa, en lo que parecía una capucha, y sosteniéndolo firmemente lo elevo junto con el en el aire, para luego perder el impulso y caer un poco brusco sobre el borde de la torre de reloj, cayendo flexionando las rodillas y dejando caer también al chico sobre el suelo que ya tenia solo a 20 centímetros de distancia.
Rápidamente volvió a recobrar la postura y volteo a ver al joven, con unos ciertos ojos de curiosidad pero a la vez algo cómicos... Tu... si sabes causar una muy mala primera impresión... ¿Lo sabias? - Termino diciéndole con una sonrisa burlona pintada en su cara, y con un tono sarcástico.

*Ay no...otro Cid no...*

Quien me había salvado ahora me miraba de manera rara, y mas que vergüenza por mí, sentía enojo por tener que haber sido salvado.

-Bah...primera impresión...

Dejé de mirarlo, para ver el ocaso otra vez. No sabía a donde mirar, pero definitivamente No quería mirarlo a él. Lo que aún me molestaba era mi pierna...hacía rato que no sentía un dolor justo en ésa herida...
Pero claro, no soy de los groseros ni de los que les gusta a veces quedar a deber a alguien.

-Gracias.-dije entre dientes y mirando al suelo.-Ailus...-dije mi nombre, estrechando su mano tan rápido que más pareció un choque de palmas. Sin duda, me sentía algo incomodo...-Si me disculpas, creo que voy a bajar de aquí.

Me había dado media vuelta e iba a bajar del lugar por donde vine. Pero antes de éso, me dí la vuelta, y aguantando su mirada curiosa contra mi, me crucé de brazos, y lo miré fijamente.

-Entonces... ¿Quién decías que me quería ver? ¿Quién es ese o ésa "Lucero Fénix"?-dije pronunciando mal, sin darme cuenta de lo que podía pasar...

La situación peligrosa ya se había acabado, el sujeto ya se había puesto de pie y se disponía a marcharse, se presento no tan formalmente pero por lo memos dijo su nombre, después comenzó a caminar a la salida... pero se detuvo para hacer un pequeño comentario...

Entonces... ¿Quién decías que me quería ver? ¿Quién es ese o ésa "Lucero Fénix"? - Pudo escuchar del sujeto... al momento preciso de escuchar las palabras "Lucero Fénix" una vena en su frente salto y se hizo visible en su exterior, causándole molestia y enojo...
Rápidamente dio un salto hacia atrás y se agacho un poco como para quedar a la altura de estar frente a frente con el otro tipo.
¡Oye! ¡Escúchame bien, es LUSEO FERNIX, no Lucero Fénix! Y ese poderoso guerrero es ni mas ni menos que la persona que te acaba de salvar la vida - Termino diciendo mientras que alzaba su mano enfrente del tipo y hacia aparecer de nuevo su keyblade, Holy Oblivion, pero solo para lanzara con la punta hacia el suelo y clavarla, para luego recargar su codo sobre la ornamenta...
De nuevo volteo a ver al tipo, esta vez puso una sonrisa burlona mientras que le veía a los ojos... se aclaro un poco la garganta e hizo un poco gruesa la voz... - Y bueno, ya que tengo tu atención... y ya con haberte dicho mi nombre. Lo que te quería preguntar como defensor de este pueblo... ¿Cuales son tus asuntos aquí? Y si de casualidad buscas problemas... Te enfrentaras con migo, el campeón de todo Twilight Town... Ni siquiera Seifer y Hayner juntos pudieron derrotarme... así que tu sabes a lo que te enfrentas - Al terminar, volteo a ver de nuevo el ocaso, esta vez poniendo una mirada melancólica... pero decidida a la vez...

Bueno... cuando bajes de aquí esperare tu respuesta - Dijo justo antes de dar un salto por el borde, empezando a caer en picada cerca de la pared, cada vez acelerando mas contra el suelo, pero de nuevo hizo aparecer a Holy Oblivion en su mano, enterrándola de igual manera en la larga pared de la torre, disminuyendo notablemente su velocidad de impacto, para caer suavemente sobre ambos pies, quedando en una posición agachada, pero rápidamente se volvió a poner de pie y camino un poco, dándose media vuelta y mirando hacia el joven, esperando a que bajara.

-...y pensar que yo podría haberme portado así...pero a él se le subieron los humos, sin duda...

Bajé de la torre del reloj hacia la plaza de la estación. Si bien recordaba, había llamado a éste lugar "Twilight Town"...
Tan pronto llegué, me puse frente a él, mirando un poco confundido a todos lados, y luego con mi puño derecho sobre mi palma izquierda, lo golpeé en sentido de aclaración.

-¡Ah! ¡"Twilight"! ¡Crepúsculo! Ya entiendo...por éso el tiempo corre distinto aquí, además de que ése atardecer no le veo un fin...

Miré el atardecer, como si hubiese encontrado la clave de la vida. Pero Luseo se aclaró de manera sonora su garganta, para que yo girara a verlo a él. Me miraba de cierta manera...como si era algo desagradable para él ser ignorado...

-Perdón por haberte dicho "Lucero". Como sea... *"Señor poderoso guerrero" mi gran...* Respondiendo en el orden correspondiente, sería: Uno: No tengo un asunto en concreto con éste lugar. Pero no vine por mi voluntad. Es una historia larga...Dos: No quiero problemas, es lo menos que quiero. Tres: Si tengo una idea de a lo que me enfrento...

Invoqué con toda la naturalidad del mundo mi keyblade, mostrándola a Luseo, y luego haciéndola desaparecer.

-Y ahora yo te pregunto, como visitante...¿Que es en si éste lugar? ¿Cómo es que usas la keyblade? Oh, y si no es de más atrevimiento preguntar... ¿Has visto a una chica de cabellera azul, de ojos peculiares y vestimenta colorida por aquí?

No perdía nada con preguntar...ella podría estar por aquí...o peor aún: mostrarse en cualquier momento. Y claro, ése era mi temor desde que me sorprendió en aquél entrenamiento en Disneyland...

Yo caminaba tranquila por la ciudad de twilight town, ya la había visitado antes, pero algo me decía que habría alguien conocido, y en efecto, a lo lejos pude ver a dos chicos, uno era Ailus, mi maestro keyblader, y el otro muchacho no lo conocía, eran de mas o menos la misma estatura, pero a el otro no lo había visto.
Para ser franca, había ido a una fiesta, reunión, cosas, con unos conocidos de ahí, así que no llevaba mi ropa cómoda llevaba un vestido negro con escote de v, no me sentía muy cómoda, pero sabía que me veía bien.
*que estarán haciendo esos dos?, Ailus invocó la keyblade y el otro muchacho parece más bien como un guardián*
me mantuve a distancia por si algo más ocurría.

Spoiler:

No parecía obtener respuesta alguna del tal Luseo. Para mi punto de vista, parecía un guardia o algo así de éste lugar, lleno de arrogancia. No respondía nada de lo que le preguntaba, y él estaba en todo su derecho. Quería respuestas. ¡Quería saber más! Apreté los puños, me le puse enfrente y le apunté con mi mano derecha hacia su cara con impaciencia y enojo.

-Tu...eres un...

Me miró como si fuese algo desagradable para él. Si...me puse insoportable e irritable, pero era porque parecía que todos tenían keyblades, como si fuesen coas fáciles de conseguir. ¿Que rayos es exactamente la keyblade? Bajé mi brazo y lo miraba enojado, o más bien desilusionado...

-Yo me largo de aquí...

Me desesperé y giré a mi derecha para regresar por la calle por la que vine, pero vi a alguien ahí. Sin duda, era Alice...
No quería ver a nadie...necesitaba desahogarme por un momento. ya tenía una grande de presión para el poco tiempo que llevaba viajando: todo porque no obtenía respuestas sobre la keyblade. Y algo que conectara con mi pasado...
Corrí por la entrada al túnel posterior. Lo primero que veía era una red de túneles algo revuelta, pero aprendería a moverme. Aunque ésta no sería una de esas veces. Corrí por los túneles, sin saber a donde iba correctamente, hasta que de tanto correr, terminé en una cámara que parecía la zona de desagüe, o algo así. No me importó. Mientras corría también noté el número 1 como letrero a otro túnel. ¿A donde iría? Ni idea. Hasta que pude llegar a un pequeño distrito, alejado de la ciudad principal. Parecía un distrito residencial: con unas cuantas casas, una fuente, un tranvía y en lo alto, una pequeña estación de trenes, que conectaba también con la ciudad principal y su estación. Según veía un mapa de la ciudad, éste lugar se llamaba "La Terraza Ocaso". En efecto, era un distrito alejado de la ciudad, conectado por los túneles y el tren. Había otro lugar en ésta zona: "La colina ocaso". Me dirigí a éste lugar, con la intención de tratar de seguir corriendo...huyendo de no se qué. Tal vez de mi propio enojo...Tan pronto llegué, pude notar que era una colina tranquila y solitaria, con una pequeña torre del reloj y estaba sobre un túnel que era usado por los trenes.
Me sentía frustrado, y sin más pistas de que hacer...hasta que escuché a un trío de jóvenes que hablaban sobre un "tren distinto a los demás". Y que solo podía verse desde aquí. Sonaba absurdo, pero tuve un impulso de querer verlo. Quizá quería distraerme un poco, para poder olvidar éste enojo.
Tardaba y tardaba en venir aquél tren, así que saqué la fotografía de los del comité de Vergel Radiante, mientras esperaba oír que viniese ése tren...

Spoiler:

Lo vi huir, sentía que estaba frustrado, decepcionado quizás, y al parecer un poco triste, intenté seguirlo pero el se fué a la colina a ver pasar el tren que yo no había visto, no lo había visto porque cuando iba, iba a hacer mandados o visitar personas, a eso iba a los mundos, no a desperdiciar tiempo esperando a un tren, pero al parecer Ailus si necesitaba verlo, y no me parecía correcto dejarlo solo, al menos no para siempre.
Lo encontré al fin en donde yo pensaba que estaría, estaba mirando a los rieles del tren que se alcanzaban a ver, supongo yo que esperando el transporte, "un tren distinto a los demás" ¿que significaba eso? no tenía idea.
-Ailus -le dije de forma tranquilizante y me senté al lado de el- ¿estas bien? te vi y bueno, yo no esperaba encontrarte aquí, yo vine a una reunión con unos amigos, pero te vi, ¿que sucede? ¿estas bien?
No me respondía, y eso me preocupó más.

Seguía mirando aquella fotografía...recordando los días que pasé en mi mundo natal, cuando escuché a alguien venir. Y era obvio quien podría ser: Alice me había encontrado. Pero no me importaba mucho...ella no se daba cuenta que yo veía la fotografía. Comencé mi viaje, aunque contra mi voluntad, para buscar respuestas de la keyblade...y de ahí, alguna pista para recordar mi pasado...pero no lograba nada. Solo veía que habían elegidos de la keyblade. Del primero que supe era ése chico Sora...luego conocí a Alice...y ahora a ése sujeto "Luseo": Con dos keyblades. ¿Que teníamos en común los tres? ¿Por que razón podíamos usar la keyblade?
Podía oír los pasos de Alice alejarse...

-El tren...

Me volteó a ver, mientras yo miraba de reojo hacia un espacio fijo en el aire, entre las vías, la fotografía y ella...

-Dicen que hay un tren distinto a los demás...me gustaría verlo. *Algo diferente. No más fallas...no mas desilusiones...no mas cosas que me retrasen...*

Tan pronto iba a voltear a ella, escuché un sonido. El silbato del tren. Guardé rápidamente la fotografía en mi bolsillo, y miré nervioso hacia una de las vías del tren...
Una silueta azul, dorado y morado...algo rápido: Era un vagón azul y violeta, con estrellas blancas decorándolo y detalles dorados. Lo que atrajo mi atención era que en la parte delantera del tren, sobre el techo de la máquina, traía algo que parecía ser un sombrero de mago. Una máquina que parecía sacada de un sueño...

-¡Es real! ¡Tengo que ir!

Algo me dijo Alice, pero no la escuché. Algo dentro de mí me hacía correr allá...algo misterioso y que parecía fuera de éste mundo... ¡tenía que investigarlo!
Pero tan pronto llegué a la estación del distrito residencial, vi como ése tren ya estaba alejándose, quien sabe a donde...